En miras del siguiente periodo electoral de este 2024, es buena oportunidad de recordar los más grandes atracos de la historia en material electoral. En esta ocasión, recordamos uno de los más representativos de nuestra generación, nos referimos a la elección de 1988 donde el candidato Cuauhtémoc Cárdenas vio sus aspiraciones desaparecer en cuestión de minutos.
El 6 de julio de 1988 se llevaron a cabo las elecciones federales en las que contendieron por la presidencia Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, candidato del Frente Democrático Nacional (FDN) y Carlos Salinas de Gortari, candidato del Partido Revolucionario Institucional, (PRI).
Por primera vez en la historia de México era posible seguir paso a paso la información electoral a través de un sistema de cómputo y difusión.
Sin embargo, aproximadamente a las ocho y media de la noche, mientras se registraba una mayoría de votos en favor del candidato del FDN, Cuauhtémoc Cárdenas, el sistema se apagó.
Podía haber un cambio
En ese entonces y desde su fundación en 1929, un único partido había gobernado México. El Partido Revolucionario Institucional (PRI) se había establecido como el partido oficial, poniendo en marcha una política consciente y sistemática para mantenerse en el poder, limitando el pluralismo, la participación de la oposición e incluso los mecanismos de selección de sus candidatos.
En el país se vivía una simulación democrática.
El grado de descontento en la vida política y dentro del partido ocasionó que en 1986 se fundara, desde su interior, la organización Corriente Democrática.
Reclamando al Estado una política con contenido social, con diferentes partidos y organizaciones, en enero de 1988 se formó el Frente Democrático Nacional (FDN).
Frente Democrático Nacional (FDN).
Lo que inició como un movimiento crítico, pronto se convirtió en una coalición de las fuerzas de oposición.
El FDN respaldó la candidatura del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, un fuerte contendiente y crítico a la política económica del entonces presidente Miguel de la Madrid Hurtado y a los mecanismos de imposición del PRI.
En la figura de Cárdenas, por primera vez en México se veía la posibilidad de unificar a la izquierda y derrotar al partido oficial en las elecciones presidenciales.
Así comenzó el proceso electoral. El PRI se decidió por Carlos Salinas de Gortari como candidato que daría continuidad a las prácticas y políticas del gobierno.
El Partido Acción Nacional (PAN), postuló al empresario Manuel Clouthier, mientras que la coalición del Partido Revolucionario de los Trabajadores eligió a Rosario Ibarra de Piedra, dirigente del Comité Eureka, organización de madres en busca de hijos desaparecidos.
Jornada electoral
El miércoles 6 de julio de 1988 comenzó la jornada electoral y los mexicanos salieron a votar. Cuando se registraba una mayoría de votos en favor de Cuauhtémoc Cárdenas, la Secretaría de Gobernación anunció que había ocurrido una falla en el sistema, provocando la sospecha de que los resultados no favorecían al candidato del PRI.
Cuando se recuperó la información se anunció la victoria de Carlos Salinas de Gortari.
Se “cayó el sistema”
Entre protestas y reclamos de los candidatos de oposición, la famosa “caída del sistema” puso en evidencia las numerosas violaciones a la legalidad constitucional.
La tardanza de las autoridades electorales en dar a conocer los resultados provocó que se cuestionaran la objetividad, imparcialidad, transparencia y certeza de la elección. Durante el resto del mes de julio ocurrieron grandes manifestaciones en la capital de la República.
La población salió a defender sus derechos democráticos, pidiendo la anulación de las elecciones y haciendo un llamado por la legalidad.
En los días posteriores al 6 de julio, cuando se discutía la validez de la elección, Rosario Ibarra, candidata del Partido Revolucionario de los Trabajadores, reconoció que la mayoría de los votos habían sido emitidos en favor de Cuauhtémoc Cárdenas.
Por su parte, Manuel Clouthier, candidato del PAN, declaraba en esos mismos días que no sabía quién había ganado la elección, pero que no habían sido ni Salinas ni él.
Mexicanos enojados
A pesar del fraude, la elección de 1988 provocó, sobre todo con las intensas movilizaciones, una amplia y firme toma de conciencia en la población respecto del cambio que podía generarse con la participación en la vida pública y el voto.
Este primer impulso en la lucha por los derechos democráticos de nuestro país llevó eventualmente a la alternancia, al cambio del grupo gobernante y al fin de un régimen gobernado por un solo partido.
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