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Durante el gobierno de Enrique Peña Nieto (EPN) se compró gas en cantidades exorbitantes para alimentar 17 termoeléctricas que no existen.

Así confirmaron fuentes en la reunión que sostuvo la secretaria de Energía de Estados Unidos, Jennifer Granholm, con miembros del gobierno de México, donde el ex mandatario EPN salió a tema.

EPN hacia negocios con “fantasmas”

Los datos que se dieron a conocer advierten que se realiza una investigación para saber a quién se suministró el gas comprado y a dónde fue a parar el capital de la transacción.

Las fuentes consultadas aseguran que la funcionaria se manifestó impresionada por la lucha contra la corrupción que realiza el gobierno que encabeza Andrés Manuel López Obrador.

La secretaria de Energía del gabinete del presidente Joe Biden no mostró alguna oposición a la reforma eléctrica, aunque expresó su preocupación por el plan de desarrollo de energía.

Se enteró de que el gobierno de Peña Nieto compró una gran cantidad de gas con el argumento de que se necesitaba para las termoeléctricas, pero estas nunca las hicieron.

EEUU preocupado por temas energéticos

Granholm expresó durante la reunión dos preocupaciones principales del gobierno estadunidense, y las señaló, aunque fue muy cuidadosa al hacerlo.

Primero, la reducción de la participación privada de 62 a 36 por ciento en la generación de la energía, lo que llevaría al cierre de algunas empresas que podrían ser compradas por la CFE.

Algunos observadores establecieron que la disolución de las empresas de autoabasto traería consigo numerosos recursos legales, porque al parecer no se pueden disolver las empresas.

No obstante, la idea es evitar la simulación, es decir, que las empresas tengan lo suficiente para el autoabasto, pero sólo para ese propósito.

Esa situación obligaría a disminuir sensiblemente su presencia en el mercado porque no habría excedentes que poner a la venta, como se hace ahora.

El segundo tema es el cierre de terminales de gasolinas, sin otro motivo que el de reducir importaciones, considerado por Estados Unidos, una medida arbitraria.

Ese posible cierre, según se expresó en la reunión, provocaría fuertes pérdidas a las empresas, pues se considera una acción unilateral sin mayor sustento.

Además de advertir que no tiene sentido porque ahora Pemex importará gasolina por la compra de Deer Park, como lo hacen otras empresas.

Por lo demás, todos, están de acuerdo en que la reforma eléctrica mexicana no será mal vista por el gobierno de Biden.

Ya que consideran muy acertado el establecimiento de un mecanismo en el que las partes puedan exponer sus razones. Todos serán escuchados, aseguró el presidente López Obrador.

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