Tras maratónica sesión de 22 horas apenas interrumpida un par de veces, la Cámara de Diputados de Chile aprobó por 78 votos a favor, 67 en contra y tres abstenciones un juicio de destitución contra el presidente Sebastián Piñera, algo inédito en la historia del país, que podría rematar en su destitución dentro de unos días, cuando faltan cuatro meses para finalizar su gobierno.
Los parlamentarios comenzaron a sesionar a las 10 de la mañana del lunes (local) y el desenlace se dio cerca de las 7:30 horas de ayer.
Corresponde ahora al Senado, que actuará como jurado, pronunciarse, lo cual sucederá la próxima semana. Aunque ahí las cosas pintan algo mejor para el gobernante, porque la oposición sólo cuenta con 24 de los 29 votos que se requieren para ratificarla.
De cualquier modo, se trata de un golpe terrible y demoledor para Piñera, uno más para su segunda presidencia que ha resultado un desastre desde el estallido social de octubre de 2019, justo cuando él decía que el país era “un oasis de paz” y pretendía construir una suerte de liderazgo internacional a partir de la realización en el país de la 25 Conferencia de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que fue trasladada a España por la inestabilidad política y social aquí.
Es la segunda ocasión que Piñera enfrenta un juicio político; la primera, que fracasó, fue en noviembre de 2019, a raíz de las flagrantes violaciones a los derechos humanos cometidas en la represión de las protestas sociales, que dejaron decenas de muertos y centenares de heridos.
No es el primer Juicio
El juicio político fue propulsado por los Papeles de Pandora, que delataron a Piñera y familia negociando, en 2010, durante su primera presidencia, en el paraíso tributario de Islas Vírgenes la venta de 33 por ciento de un proyecto minero en el norte de Chile, por 138 millones de dólares, condicionado a que la zona donde se instalaría la mina, no recibiera protección medioambiental, porque eso podía obstaculizar el negocio.
Pero la acusación fue más allá y recordó que Piñera, que aquilata casi 3 mil millones de dólares de fortuna personal, durante toda su vida mezcló negocios y política, actuando siempre bajo la sospecha de los conflictos de intereses.
En las encuestas, 70 por ciento dice estar a favor de la destitución.
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