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Los asesinos de Jovenel Moïse se llevaron varios documentos de su habitación después de matarlo

Antes de ser asesinado en julio, el presidente Jovenel Moïse había estado trabajando en una lista de políticos y empresarios involucrados en el narcotráfico.

Los atacantes que lo mataron y dejaron gravemente herida a su esposa, saquearon su casa en busca de documentos, tal y como se supo después.

La propia viuda Martine Moïse, fingió estar muerta antes de que se fueran los atacantes, admitió en su declaración que, los sicarios, en su mayoría colombianos, registraron la habitación en busca de documentos.

Presidente & su esposa

Cinco meses después del asesinato, la investigación sobre su muerte sigue estancada, el autor intelectual sigue siendo un enigma.

Había ordenado destruir una pista clandestina de aterrizaje utilizada por avionetas procedentes de Venezuela y Colombia y estaba investigando el lucrativo comercio de anguilas.

Una figura central en la lista de Moïse era Charles Saint-Rémy. El empresario no solo era sospechoso de tráfico de drogas sino cuñado del expresidente Michel Martelly.

Actualmente Martelly, un excantante que sigue gozando de gran popularidad, estudia la posibilidad de presentarse nuevamente a las elecciones.

Justicia para el presidente

Otro en la lista es el de Dimitri Hérard, un miembro esencial de la fuerza de seguridad presidencial de Martelly, que se convirtió en el jefe de la unidad de policía.

Hérard también era sospechoso de tráfico de drogas desde que, en 2015, un buque con bandera panameña atracó en Puerto Príncipe con cocaína y heroína.

Persecución tras el asesinato del presidente de Haití

Aquel día, Hérard fue visto dirigiendo a policías uniformados para cargar las drogas en unos vehículos antes de alejarse a toda velocidad con ellos, según las declaraciones de un testigo y de Keith McNichols, el exagente de la DEA.

El diario neoyorquino revela también que, entre mayo y junio, el mandatario recibió una llamada de la DEA alertando del uso desmedido que se estaba haciendo de una pista clandestina en el norte del país para el aterrizaje de avionetas.

Cuando Moïse se enteró de las entregas ordenó su destrucción, pero las autoridades locales se negaron a hacerlo. Pocas semanas después fue asesinado en su habitación.

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