El laboratorio era el mayor centro de investigación de la Unidad 731, pero su ubicación exacta se había perdido hasta ahora
Arqueólogos chinos aseguran haber hallado los restos de un centro subterráneo en el que las fuerzas militares japonesas realizaron experimentos médicos con humanos durante su ocupación del noreste de China en los años 30 y 40.
Las instalaciones, situadas en la ciudad de Anda, en la nororiental provincia de Heilongjiang, eran el lugar usado más frecuentemente por la Unidad 731 del Ejército japonés, un programa secreto de investigación y desarrollo de armas biológicas que efectuó experimentos médicos con humanos vivos.
El hallazgo, plasmado en el último número de la revista arqueológica china Northern Cultural Relics, podría servir “para recabar nuevas pruebas de crímenes de guerra”, según los investigadores.
“Es el legado de las atrocidades de la Unidad 731 y su impacto en los esfuerzos globales para prevenir la guerra con armas biológicas”, aseguraron los expertos, pertenecientes al Instituto Provincial de Reliquias Culturales y Arqueología de Heilongjiang.
“Una excavación completa podría revelar más evidencias de los brutales experimentos humanos realizados por la Unidad 731”, indicaron.
Durante su operación, el centro subterráneo fue uno de los lugares donde la Unidad 731 infectaba a algunos prisioneros con enfermedades y probaba nuevas armas biológicas.
Algunos de los estudios habían de llevarse a cabo bajo tierra para contener y controlar la propagación de agentes patógenos hacia el exterior.
Los arqueólogos, que aún no han accedido al interior de las ruinas, comenzaron su investigación en 2019 utilizando varias técnicas como la prospección geofísica, la perforación y la excavación.
El complejo subterráneo consta de túneles y cámaras interconectados con diversas funciones y propósitos.
La Unidad 731: encuentran el bunker japonés en China
Según informa Live Science, hasta 12.000 hombres, mujeres y niños murieron en los sádicos experimentos de la Unidad 731, que incluían pruebas con granadas, bombas bacteriológicas, lanzallamas y armas químicas.
También fueron sometidos a deshidratación, sacrificados en centrifugadoras, inyectados con sangre animal, radiografiados, viviseccionados sin anestesia y mantenidos en cámaras de baja presión hasta que les estallaron los globos oculares.
En 1945, cuando la derrota japonesa en la Segunda Guerra Mundial estaba cerca, las tropas niponas destruyeron las instalaciones con el objetivo de borrar pruebas de sus experimentos, aseguraron los expertos.
Durante la II Guerra Mundial, Japón invadió buena parte del territorio chino, donde cometió graves crímenes de guerra, tales como sistemáticas matanzas de civiles, experimentación con armas biológicas o uso de mujeres chinas como “esclavas sexuales” por parte de oficiales del Ejército japonés.
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