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La tendencia parece irremediable, y más aún tras un año de pandemia. El tiempo de uso diario de los aparatos electrónicos sigue al alza en la mayoría de los hogares y esto ya está generando problemas de fatiga digital: el denominado tecnoestrés.

¿De qué se trata? El tecnoestrés se refiere al estrés específico derivado de la introducción y uso de nuevas tecnologías en el trabajo, que conlleva efectos psicosociales negativos derivados del uso de las tecnologías de la información y comunicación (TIC). Concretamente consiste en una mala adaptación para tratar con las nuevas tecnologías de manera saludable.

De acuerdo a los datos del estudio ‘El estado global de lo digital 2021’ elaborado por Hootsuite y We Are Social, las personas pasan alrededor de 6 horas y media navegando en internet y/o redes sociales. Con la crisis sanitaria, además, el porcentaje de personas que trabajan desde casa pasó del 5 al 34% en apenas unos meses.

Si ahora el trabajo, el ocio y las comunicaciones interpersonales se concentran cada vez más en las pantallas, ¿puede esta sobrecarga de conexión constante situarse entre una de las fatigas más típicas de nuestro tiempo?

Así lo considera la psicóloga clínica Aurora Gómez Delgado, quien explica que “el tecnoestrés es un tema constante en terapia”, sobre todo desde la llegada de la pandemia. En este ámbito, destaca los riesgos de la “fatiga informativa”, producida por la gran acumulación de noticias y contenidos disponibles a golpe de clic en el ámbito digital y, más concretamente, en las redes sociales.

“Ante un contexto de incertidumbre, nuestro cerebro se centra en buscar toda la información posible para poder adaptarnos al entorno y sobrevivir. Y los medios se dedicaron a publicar todo tipo de información posible. Y esto era la bomba perfecta: una necesidad de información, una facilidad para acceder a la misma, y el confinamiento que para mucha gente implicaba que su única ventana al mundo era un móvil o un portátil”, resume Gómez.

Según su experiencia profesional, cada vez es más frecuente el “atracón” de información, comparable a ese gesto de abrir la nevera para calmar la ansiedad comiendo. “Pero la propia ansiedad impedía concentrarse y leer con atención las noticias con el cuidado que se necesita. Tampoco existían fuentes centrales con información clara y veraz al principio de la pandemia”, añade.

¿Cómo podemos combatir esta tendencia? La experta nos da una serie de claves que pueden ayudarnos a la hora de desconectar hacer un uso lo más responsable posible de nuestros dispositivos:

  • Revisar nuestro consumo digital: fuentes, tiempo, apps…
  • Elegir claramente las fuentes veraces.
  • Marcar una franja horaria en la que vamos a consultar las noticias.
  • Poner límites de tiempo en el consumo de internet. Hay sistemas operativos, apps y programas que permiten limitar el tiempo, horario y aplicaciones que podemos utilizar.
  • Si nos interesa un tema específico, tener un RSS de noticias que nos den un feed con las noticias que queremos, en vez de tener que buscar en todos los medios o redes sociales.
  • Evitar que ese tiempo de ver las noticias sea en la cama, antes de irse a dormir. Esto es lo que se conoce como “tiempo de revancha” y favorece el insomnio y sentirse peor al día siguiente.

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