El ritmo de la vida se alteró con la pandemia. Prácticamente, dos años después de que todo sea diferente, empezamos a poner el foco en problemas y cuestiones que nunca se fueron y necesitan una atención permanente, como el cáncer de mama
Con motivo del Día Mundial del Cáncer de Mama, 19 de octubre, conviene recordar que es la principal enfermedad en mujeres en Europa y la tercera más frecuente para toda la población.
En el mundo, en 2020, afectó a más de 2 millones de personas y provocó la muerte de 685.000 mujeres, por lo que el objetivo de la Organización Mundial de la Salud (OMS) es reducir su mortalidad en un 2,5 % anual, para evitar 2,5 millones de muertes en los próximos 20 años.
Los profesionales médicos han sido conscientes de los problemas del sistema público de salud, que ha priorizado sus esfuerzos en detener la incidencia de la COVID-19 y han tratado de adaptarse, “no sin dificultades”, a una situación nueva y compleja.
Desde esa experiencia, también han detectado un parón en la investigación y en las inversiones en I+D+i para el desarrollo de terapias y fármacos necesarios para el control de este tumor.
Sin embargo, para los expertos, la consecuencia más grave provocada por la emergencia sanitaria ha sido la pérdida de actividad en la prevención, por ejemplo, en las citas para realizar mamografías.
Una prueba fundamental para detectar estadios precoces en la enfermedad y aumentar las opciones de curación, que actualmente están en un 80 por ciento de los casos diagnosticados de forma temprana.
Día mundial del cáncer de mama, investigación
En los países de la Unión Europea, la probabilidad de desarrollar un cáncer de mama antes de los 75 años es del 9 %, dato que en España es del 7 por ciento.
Según un informe de la Sociedad Española de Senología y Patología Mamaria (SESPM), la incidencia del cáncer de mama en España sigue siendo de las más bajas, por detrás de países como Dinamarca, Irlanda, Países Bajos, Reino Unido o Alemania.
Pese a esta situación esperanzadora, desde la Asociación de Cáncer de Mama Metastásico, advierten que aproximadamente el 30 % de las mujeres con cáncer de mama podrían desarrollar metástasis a lo largo de su vida y entre el 5 y el 6 % de los nuevos casos presentan metástasis en el diagnóstico.
Por eso, el presidente del Grupo Español de Investigación de Cáncer de Mama (GEICAM), Miguel Martín, mantiene la insistencia de la importancia de seguir invirtiendo en nuevos fármacos, terapias y cribados.
“Está muy claro que la investigación en este cáncer durante los últimos 25 años ha llevado a un notable aumento de la supervivencia, pero aún hay muchas mujeres que siguen falleciendo a causa de la enfermedad”, ha lamentado en una conversación con EFE.
En este sentido, tecnologías de última generación en biología molecular permiten estudiar aspectos de cada tumor que son determinantes para saber cómo se va a comportar y agrupar mejor a los tumores según esa similitud.
Además, otra herramienta digital como el big data permite compartir millones de informaciones en bases de datos, con las que generar algoritmos que se basan sobre todo en las posibilidades de pacientes reales.
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Equidad en el acceso a los tratamientos
La oncóloga del Hospital 12 de Octubre y HM Hospitales Madrid, Eva Ciruelos, ha explicado que muchas personas, “sobre todo aquellas que solo tienen la sanidad pública”, se han quedado sin los controles habituales y, dicha situación, se puede traducir en hasta un 10 o 20 % más de mortalidad.
“Tristemente hemos asistido a la llegada de muchos pacientes con enfermedad avanzada ya de inicio, con metástasis en el diagnóstico; en el cáncer de mama esto solo pasaba -antes de la pandemia- entre un 8 y un 10% de las veces”, ha detallado a EFE.
La especialista en cáncer de mama considera que no todos los centros sanitarios tienen la oportunidad de llegar a la investigación.
Aunque ha reconocido que cada vez hay más mecanismos para alcanzarla, como, por ejemplo, el Grupo SOLTI Ciruelos es vicepresidenta de este organismo, donde ponen en común ensayos clínicos, información
clínica y molecular y ofrecen al paciente tratamientos y la posibilidad de participar en
estudios clínicos “independientemente de donde viva”.
La presidenta Federación Española de Cáncer de Mama (FECMA), Antonia Gimón, ha coincidido en que se debe lograr una equidad y evitar cualquier tipo de exclusión, incluida la geográfica.
“Cada cáncer tiene sus particularidades y cada paciente es diferente. Influye el nivel cultural; no es lo mismo si se tiene pareja estable o no; si se tienen hijos o si hay otras personas que dependen de la paciente; si trabaja por cuenta ajena o por cuenta propia; importa la edad, si es una persona sociable o está más habituada a la autonomía personal
o la soledad, etc.”, ha ejemplificado Gimón.
El presidente de GEICAM opina que existe “un importante problema presupuestario” en la Sanidad que hace difícil explorar estas vías de investigación.
En una población envejecida como la española, el doctor Martín considera esencial centrar el debate político y social en la financiación sanitaria y la búsqueda de nuevos modelos de asistencia adaptados a la situación actual.
Numerosos expertos creen que es el momento de reflexionar sobre el papel de la atención primara en los procesos oncológicos, tanto en la fase de diagnóstico como en los tratamientos, para elaborar una forma cercana de aumentar la precisión sobre la realidad del cáncer de mama.
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