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El Ejército homenajea a la canciller unos días antes de su salida con un desfile militar con antorchas e interpretando sus canciones favoritas

Desfile con antorchas, honores militares y una selección musical que ha dejado descolocados a los alemanes. La todavía canciller, Angela Merkel, ha sorprendido hasta a sus biógrafos al escoger la banda sonora de su ceremonia militar de despedida, la tradicional Großer Zapfenstreich, celebrada este jueves en la gran explanada del Ministerio de Defensa, en Berlín.

Merkel, que como todos los homenajeados podía pedir tres canciones, se decidió por un tema de 1974 de la cantante punk Nina Hagen, un himno cristiano y la balada más conocida de la artista Hildegard Knef. En su breve discurso, Merkel subrayó los valores de la democracia, la confianza en la ciencia y deseó “el mayor éxito” a su sucesor, el socialdemócrata Olaf Scholz.

La ceremonia, que se celebra cuando dejan sus cargos el presidente federal, el canciller o el ministro de Defensa, se lleva a cabo por la noche e incluye un vistoso desfile con antorchas y varias piezas musicales, incluido el himno nacional. También es tradición que el homenajeado elija tres canciones. “La selección muestra la agudeza y el humor de la canciller”.

Merkel pronunció un discurso de apenas cinco minutos en el que hizo un rápido repaso de los mayores desafíos a los que se ha enfrentado al frente del país, entre ellos la gran recesión y la crisis migratoria de 2015. Vestida con un abrigo negro con el cuello subido y guantes, un atuendo apropiado para las heladoras temperaturas de Berlín.

También agradeció a los ciudadanos la confianza que depositaron en ella durante 16 años “llenos de acontecimientos, muchos desafiantes”. “Lo agradezco de corazón”, fue su última frase. Tras su discurso la banda del Ejército interpretó las tres peticiones de Merkel.

Despedida con excelente música

Merkel no tarareó al ritmo de la música, pero sí se la vio mover ligeramente la cabeza con una leve sonrisa. También lo hizo con Für mich soll’s rote Rosen regnen (Deberían lloverme rosas rojas), una balada melancólica de Hildegard Knef. La tercera canción, un himno cristiano del siglo XVIII titulado Großer Gott, wir loben dich (Dios santo, alabamos tu nombre), remite a su educación como hija de un pastor protestante y a su militancia en el partido democristiano alemán, la Unión Democrática Cristina (CDU).

La selección musical ha generado muchos comentarios y todo tipo de interpretaciones de los analistas, que siempre buscan en los temas el reflejo de la personalidad de los homenajeados. Más convencionales fueron las elecciones de algunos predecesores de Merkel. Gerhard Schröder escogió My way, de Frank Sinatra, en 2005. Helmut Kohl pidió en 1998 Oda a la alegría, de Beethoven. A Ursula von der Leyen, ministra de Defensa hasta 2019, la despidió la banda del Ejército con la balada heavy Wind of change, de los Scorpions.

Las dos canciones modernas de Merkel no estaban en el archivo de partituras, confesó el teniente coronel Reinhard Kiauka, director de la orquesta, en una entrevista. De la de Nina Hagen no existía una versión que pudiera ser interpretada por sus músicos y un clarinetista escribió en dos días un arreglo especial. La canción, escrita por Kurt Kemmler, fue un éxito en la Alemania Oriental antes de que Hagen emigrara al oeste y se convirtiera en una estrella del punk conocida en todo el mundo.

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