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Los pastes de Real del Monte: El legado británico con un toque mexicano

Las imponentes estructuras rojizas de las antiguas mineras que sobresalen sobre Real del Monte, una región del central estado mexicano de Hidalgo, se mezclan con los olores de los pastes.

Un bocado inglés que llegó en 1824 para deleite de los trabajadores de la tierra y de miles de habitantes que lo adoptaron como propio.

En el corredor de la montaña del centro del país, en cada esquina de las calles del Pueblo Mágico, pequeños negocios liberan el olor del cocimiento de un amasijo inconfundible:

  • harina de trigo
  • manteca vegetal
  • agua y sal.

Los aromas se combinan con papa y carne cocida, el relleno de los míticos pastes mineros con su esencia mexicana.

Los pastes originales de Cornualles

El poro, papa, espárrago y carne roja o salmón, formaban parte de los originales de Cornualles. Era el alimento de esos mineros traídos a tierras aztecas por la compañía Cornish para la explotación de cinco minas de oro y plata.

En sus guangoches, guardaban sus pastes de entre 25 a 30 centímetros de largo y entre 14 a 16 de ancho, con un peso de casi 500 gramos, el cual daba fuerza suficiente a los hombres de la tierra.

El toque mexicano fue crear dos rellenos: papa, chile, perejil, cebolla y carne; y de frijol con chorizo.

En resumen, saben básicamente a minería, al legado que dejaron los británicos.

Las angostas y empedradas calles del lugar resguardan pedazos de historia de la minería en México.

Desde aquella extracción casi manual de los españoles; pasando por la pesada maquinaria que trajeron en barco los ingleses; y la ‘moderna‘ tecnología de los estadounidenses.

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¿Dónde probar los pastes de Real del Monte?

En el corazón de Real del Monte se ubica un pequeño y acogedor sitio llamado Pastes El Portal, donde el orgullo inglés no solo se percibe en imágenes y objetos, sino en la preparación original de los pastes.

Con 47 años abierto, un negocio de tradición, fama y prestigio. Con docenas de premios encima, ofrece un sabor que refleja amor y cariño, un manjar que los ingleses dejaron en la Mina del Monje.

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