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Un incesante martilleo da vida a inolvidables artesanías, herederas de una tradición ancestral, en este entrañable pueblo mágico en un rincón de Michoacán

Un intenso martilleo, que sale de los talleres orfebres, es la señal inequívoca de estar en Santa Clara del Cobre. Este Pueblo Mágico, enclavado en la sierra de Michoacán, se localiza a una hora de Morelia.

dado identidad y moldea poco a poco, y sin prisas, una atmósfera trazada por las manos mágicas de los artesanos. Ellos labran este material de forma espectacular para dar forma a impresionantes piezas, mismas que trasforman el cobre en recuerdos.

El lugar idóneo para comenzar el descubrimiento del Pueblo Mágico es un kiosco localizado en el centro del destino turístico. Esta obra icónica rematada por una cúpula, por supuesto, de cobre reafirma una herencia ancestral, que al cabo de un incesante transcurrir del tiempo ha adquirido mayor sofisticación, a través de las técnicas traídas por los colonizadores españoles como el cincelado.

Atractivo turístico

A un costado de la plaza principal se ubica el enigmático templo de Nuestra Señora del Sagrario, construido en el siglo XV, cuya fachada de estilo barroco resguarda un impresionado interior resaltado por candelabros, milpas y remates ornamentales, los cuales adornan el atrio de la parroquia.

Conoce este pueblo mágico

¿Qué encuentras?

Perderse entre las calles de Santa Clara del Cobre permite descubrir que cada casa, de estilo colonial, alberga un taller orfebre. En ellos los secretos de un mágico oficio se han transmitido de generación en generación.

No se puede sucumbir a la tentación de adquirir algunos de estos preciados objetos en sitios emblemáticos como D’Artesanos, El Portón y la Casa de los Artesanos.

Antes que las fuerzas minen y el cuerpo pida un poco de descanso, es imprescindible la visita al Museo Nacional de Cobre y su extraordinaria colección de piezas de concurso. Mientras que en el patio del edificio es posible observar a varios artesanos moldeando de forma magistral dicho material.

Una visita a este Pueblo Mágico se puede aprovechar para descubrir, con tu propia mirada, el llamado ‘espejo de los dioses’. Es decir, el Lago Zirahuén, ubicado a tan solo 14 kilómetros de distancia. Ahí un bosque de pinos y encinos resguardan con recelo un hermoso cuerpo de agua que cautivó, incluso, a los dioses.

Santa Clara del Cobre se convierte así en un entrañable rincón de Michoacán, en donde un monótono martilleo esconde las claves de una tradición que seduce a los visitantes.

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