Esta relación podría combatir a países como Estados Unidos
El acercamiento diplomático y esta nueva relación entre Arabia Saudita e Irán después de años de enfrentarse en conflictos por poderes en todo el Medio Oriente fue un golpe maestro para China, que facilitó el acuerdo.
Representa un alivio para Irán, que está lidiando con disturbios internos y una economía afectada por duras sanciones.

Pero Arabia Saudita también tiene mucho que ganar si la nueva cooperación realmente echa raíces. El pacto podría ayudar a calmar las tensiones regionales que han incitado guerras, alimentado disputas en los medios y enviado misiles y drones por la Península Arábiga.
Resolver conflictos que han agotado el presupuesto del Gobierno saudita, afectado su reputación y disuadido a los inversionistas se ha convertido en una prioridad principal para el Príncipe Mohammed al tiempo que reforma la economía y la sociedad del reino islámico conservador, con la esperanza de convertirlo en un centro global.
Una rivalidad histórica
La rivalidad entre las dos naciones islámicas, separadas por menos de 240 kilómetros de aguas del Golfo Pérsico, tiene mucho tiempo de dar forma a la vida en el Medio Oriente.

Tiene una dimensión sectaria —la familia real de Arabia Saudita y la mayoría de su población son sunitas, mientras que el pueblo iraní es mayoritariamente chiita.
El momento de la reconciliación fue una sorpresa para muchos analistas; hasta hace poco, los funcionarios sauditas habían dicho que había poco avance en las conversaciones con Irán.
También lo fue el papel que desempeñó China, organizando las pláticas que llevaron al acuerdo.
Varios expertos enmarcaron la participación china como un desafío al menguante dominio estadounidense en el Medio Oriente.

Algunos funcionarios del Golfo Pérsico dicen que ya no pueden confiar en Estados Unidos para que garantice su seguridad, que deben resolver sus propios problemas y que China está lista para ofrecer armas, tecnología e inversiones sin condiciones.
Pero otros analistas advirtieron que el Príncipe Mohammed simplemente está utilizando el enfoque más pragmático de política exterior que ha seguido en los últimos años.
Mientras Estados Unidos sigue siendo el socio de seguridad dominante del reino, dicen que Washington no podría haber negociado un acuerdo entre Arabia Saudita e Irán de todos modos, dadas sus relaciones profundamente tensas con Irán.

La unión entre Arabia Saudita e Irán cambiaría al Medio Oriente
El giro hacia resolver conflictos regionales es impulsado por el deseo del Príncipe Mohammed de transformar Arabia Saudita en una potencia global por derecho propio, no tan comprometido con Estados Unidos como antes, y el Príncipe heredero está ansioso por fortalecer sus relaciones en Asia, Europa y Latinoamérica.
También está ansioso por retratar al reino como un árbitro neutral en un mundo polarizado por la invasión rusa de Ucrania.

Eso no significa que Arabia Saudita esté deshaciéndose de Estados Unidos como su principal garante de seguridad al corto plazo.
Estados Unidos suministra la gran mayoría de las armas y los sistemas defensivos del reino. Pero sí significa un relativo debilitamiento de la supremacía de Estados Unidos en la región.
“Los sauditas han aprendido lecciones muy duras en los últimos años, una de las cuales es que tenemos que continuar con la diversificación de nuestras relaciones”, dijo Yasmine Farouk, experta no residente del Carnegie Endowment for International Peace, un grupo de investigación en Washington.
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